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03 agosto 2018

La cigarra cumplió 13 años

Juventud casi eterna, madurez efímera

Cigarra de 13 años
Magicicada sp.
Columbia, Misuri, EE.UU. Mayo, 2011 (Clic para ver imagen ampliada)

La foto que sirve de fondo a este blog es de un bicho peculiar (Magicicada sp.). Es una cigarra juvenil de trece años de edad, a la que le quedaban unas cuatro o cinco semanas más. Trece años de inmadurez para cinco semanas de vida adulta.

La explicación: la cigarra de la foto nació de un huevito que la madre dejó en una rama en junio de 1998. Del huevito salió un gusanito que bajó rápidamente y se enterró en el suelo, donde creció y siguió creciendo por trece años, al cabo de los cuales, ya como una ninfa gorda y grande, sintió la urgencia de salir para mudar su cascarón infantil. La foto  es un instante luego de haberse liberado del exoesqueleto, antes de adquirir, en pocas horas, el color pardo de los adultos.  Millones de otras cigarras hacen lo mismo, listas para esas cinco semanas de música ensordecedora y jolgorio sexual. Y sólo aparecen cada trece años.

Trece años antes, en 1998, yo había visto asombrado este curioso fenómeno por vez primera, pero multiplicado por dos, pues ese año el brote de las cigarras de 13 años coincidió con el de las cigarras de 19 años.  Y de eso escribí en la revista Ciberayllu, que a la sazón tenía solamente un año y medio.

Aquí la nota reciclada.

Mensaje del kuraka
16 de junio de 1998

Unos cinco días después de publicar la última nota editorial, lo real maravilloso llegó a Columbia, en el estado norteamericano de Misuri, donde este kuraka mora. Los niños empezaron a notar la presencia de unos bichos raros que salían de la tierra, y casi inmediatamente se prendían de paredes, hojas, arbustos y —sobre todo— árboles, donde después de unas horas se sacaban la vieja piel dura de los insectos. Al cabo de unas horas o algo así, sólo quedaba el cascarón. En la semana siguiente, la tierra estaba llena de orificios; las paredes, ramas, árboles, llenas de fantasmales cascarones vacíos; con suerte, uno podía ver que de cada ninfa salía un insecto grande y casi blanco, que muy rápidamente oscurecía y mostraba sus ojos rojos, esperando secarse y estirar sus alas para subir un poco más y tratar de encontrar un pequeño espacio desde donde cantar, oficio de cigarras machos, para seducir a las hembras. 
Después de unos días del inicio de la invasión de las ninfas subterráneas, millones de cigarras —miles en cada árbol— empiezan a volar y cantar con la energía que les da el calor del día; en días calientes, es casi imposible hablar cerca a los árboles, porque el ruido es intenso, ensordecedor. Lo que queda más abajo son los correspondientes miles de cascarones vacíos, los miles de huequitos en el suelo, y poco a poco miles de cigarras muertas. Las hormigas, en lugar de discutir con ellas sobre las bondades del trabajo, simplemente se las comen, porque no han leído a La Fontaine. Las arañas engordan, igual que los pájaros, los perros y algunas personas que las comen tostadas. Millones de cigarras. Tantas, que los primeros colonos las llamaron langostas. En unas cuantas semanas ya todas han muerto, después de haber cantado, copulado y puesto sus huevos, de donde salen las pequeñas ninfas que caen al suelo y se entierran para alimentarse de la savia que corre por las raíces de los árboles, hasta que les llegue su hora de salir, diecisiete o trece años más tarde. No diez, o doce, o dos: sólo trece o diecisiete. En unas partes sólo hay cigarras de diecisiete años, y en otras sólo de trece, pero en el centro de Misuri se dan ambas, y en este Año de la Cigarra de 1998 coincidieron ambas por primera vez desde 1777. Cuando vuelvan a aparecer las cigarras de trece años en el centro de Misuri, Ciberayllu habrá cumplido quince años, y diecinueve cuando salgan las ninfas que se enterrarán este mes de julio. Y nada menos que 223 años cuando sus sendas descendientes salgan juntas, a repetir el ruido tremendo de este casi verano. Para entonces, este kuraka y sus lectores estarán bien muertos.

Original en: <http://www.andes.missouri.edu/andes/Ciberayllu/DelKuraka980616.html>

Domingo Martínez Castilla

Foto: Cigarra transformándose de ninfa en adulto, en un roble, en el jardín del frente. Columbia, Misuri, 29 de mayo del 2011.

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